miércoles, 1 de diciembre de 2010

De la tecnologia de esos años



Ah! En esos años, no es tanto que carecíamos de tecnología, no, había pero eran los inicios.
Recuerdo que para poder escuchar música, teníamos nuestros poderosos mesas tocadiscos. Primero, para encenderlo, teníamos que esperar unos 5 o 10 minutos en lo que calentaban los bulbos. Ya con tiempo suficiente para haber elegido un disco de 45RPM o un LP, ora si, a disfrutar de buena música. Era delicioso escuchar el constante sssssssss entre canción y canción. O que me dicen cuando estabas cantando a todo pulmón y de repente se trababa el disco,  -♪ que yo, ♪ que yo, ♪ que yo,-  le dabas un empujoncito a la aguja y continuaba, - ♪que yo te regale♪,- si estabas al pendiente y cerca, lo solucionabas rápido pero si estabas lejos, allí se quedaba con el -♪ que yo, ♪ que yo, ♪ que yo,-  por un buen rato. Había trucos para que no sucediera eso, se colocaban una o varias monedas encima de la aguja para hacer más grande el surco.
Y qué decir cuando la aguja se había acabado; córrele a la tlapalería o al mercado a comprar otra aguja.Era clásico que en una fiesta se trabaran las canciones y comenzaran los clásicos chiflidos.

Y qué decir de las televisiones en blanco y negro. Los que más o menos tenían las posibilidades contaban con televisión a color; o era más fácil pararse afuera de un bar y desde lejitos contemplar la televisión, no le hace que no escucháramos nada, la cuestión era ver a color, saber que la playera del Cruz Azul es azul y no gris.

Yo conocí nuestra primera televisión a color allá por 1982. Fue todo un evento. Destapar la caja, quitar la bolsa de plástico, ponerla sobre la mesa, conectarla, y ver que no teníamos que esperar a que calentara. Fue como si hubiéramos comprado un carro, todos estábamos en primera fila esperando la primera imagen y de repente…si, allí estaba. Después de vivir mi infancia en blanco y negro, allí estaban los colores, si, ya podíamos ver de qué color iba vestida Lolita Ayala, ya se veía el pasto verde del Estadio Azteca, las playeras de los equipos de futbol.

No teníamos videocámaras, ni videocaseteras ni DVD´s. Guardábamos nuestros momentos en película de 8mm. Después, para grabar la película, descolgábamos los cuadros de una pared, colocábamos una sábana blanca, preparábamos el proyector y allí teníamos nuestro teatro en casa.  

¿Reproductores portátiles? No, teníamos nuestras grabadoras, reproductoras de casetes, radio AM/FM, unas en sonido monoaural y otras más chidas con sonido estéreo. ¿Reproductores MP3, iPod? Ja , para nada. Los reproductores portátiles llegaron después. Solo había reproductor portátil de casetes y radios portátiles. 

¿Juegos de video? Vimos el nacimiento de los videojuegos y las primeras maquinitas. Había mesas de futbol, billar, cascaritas de futbol, corretizas.

¿Need for speed? No. Recuerdo que arrancábamos lajas de paredes de yeso y pintábamos en el suelo de la vecindad o en la calle, una carretera; colocábamos estratégicamente pozos y trampas y la meta. Juntábamos corcholatas (tapas metálicas de refrescos) las rellenábamos de lodo o de migajón y esos eran nuestros coches. También era divertido corretearse con las bicicletas.
¿Street Figther? No, las peleas entre compas y enemigos era más divertido; sentir los chingadazos, saborear tu propia sangre, ver un ojo morado o un diente caído, una descalabrada, hueso roto, era más divertido así.

Algo de lo que más se disfrutaba en aquellos años y que fue novedad, fueron los relojes con calculadora o los relojes de pantalla oscura, apretabas un botón y aparecía la hora con lucecitas rojas, pasaban unos segundos y volvía a su oscuridad.

Youtube, Google, Twitter, Hi5, Mesenger, Facebook? Naaaaaa. Nosotros arrancábamos hojas de nuestros cuadernos, escribíamos, doblábamos de manera bonita la carta, comprábamos sobres, la metíamos al sobre, lengüeteábamos el sobre, cerrábamos, comprábamos nuestra respectiva estampilla, su lengüetazo, la pegábamos en el sobre íbamos al buzón o esperábamos a que pasara el cartero y esperábamos de 3, 7 o 15 días a que llegara a su destino. También podíamos adjuntar archivos, en la misma carta podían viajar fotos, postales, algunas con dinero o cosillas que no hicieran mucho bulto.

¿Teléfonos celulares? También nos tocaron los inicios. Por las calles se comenzaron a ver personas que portaban sus teléfonos inalámbricos, casi del tamaño de los que hoy usan los trabajadores de Telmex .

Si todo lo que tengo ahora lo hubiera tenido en aquellos años, seguramente ahora estaría trabajando de la mano con Bill Gates o de menos con Slim.
Mi  niñez no fue aburrida, no, para nada.

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